miércoles, 5 de febrero de 2014

Las cosas que se callan



Quizás una de las peores cosas de estar deprimido es que no puedes ser totalmente sincero con la gente. Quizás sea simplemente que no tienes ganas de hablar, o que piensas que si lo haces vas a echarte a llorar; pero al final lo cierto es que no puedes compartir del todo lo que de verdad piensas. 

Y muchas veces, te obligas a estar callado, dar una corta respuesta e intentar desviar el tema hacia aquello que no es lo que te causa daño. Por eso, quizás sea mejor poner aquí esas grandes respuestas que no se parecen en nada a lo que se dice, pero que son mucho mas sinceras:

- Sal un poco, vete por aquí, tómate un tiempo, aun tienes mucho que conocer, hay cosas realmente bonitas ahí fuera.
+ Si, a ver si cuando tenga tiempo voy a algún lugar.
* ¿Y para qué? Yo ya vi hace tiempo lo más bonito que se puede ver en este mundo; y hoy creo que me arrepiento de ello. Porque no me di cuenta en su momento, pero se convirtió a la vez en bendición y maldición: di gracias por verlo muchas veces, y me maldigo por no verlo muchísimas más. Al menos sé que es algo mío, alguien que nadie sabrá que era y que nadie más volverá a ver, porque es algo que solo yo he podido.
- Bueno, las cosas se superan, ¿no vas a estar deprimido toda la vida verdad?
+ No claro, supongo que no.
* Y que sé yo… ¿Toda la vida? Para mi esa expresión no significa nada. Yo he vivido muy poco tiempo, pues no tenía vida antes ni la tengo ahora. Mi vida comenzó con la llegada de una persona, y terminó con la partida de esa misma persona. "Toda la vida" puede ser un periodo de tiempo muy pequeño, por unas razones u otras.

- Tranquilo, conocerás a otra persona mejor, que será capaz de darte lo que ella no supo.+ Si, jeje, eso espero
¿Lo que no supo darme? Sí, es cierto, hubo algo que nunca me dio, y que a la vez era lo único que yo deseaba, lo único que he querido en toda mi vida. Apenas a los pocos meses me di cuenta de que nunca me lo daría, pero no me importaba, era feliz. Me decía “tal vez tan solo es una tontería mía, ahora soy feliz y no lo tengo, así que puede que no sea tan necesario al final”. Pero si, si lo era, a pesar de que yo me empeñara en intentar negarlo. A día de hoy supongo que ya da igual, si la persona que más cerca ha estado de dármelo no lo ha hecho, no lo va a hacer nadie. Supongo que es culpa mía por quererlo. He visto a cientos, por no decir miles de parejas, y ninguno se lo ha dado al otro. Todos se quieren mucho, pero a la hora de la verdad, ninguno es capaz de darlo.

Nunca esperé que me lo dieras, pero muy muy en el fondo, sí que seguía esperándolo. 
Por eso, tal vez lleve muerto más tiempo del que creía.
Tal vez no haya conseguido ser de nuevo totalmente feliz desde el día en que perdí toda esperanza de alguna vez recibirlo.
Tal vez este triste desde una fría noche de verano, al aire libre y a la orilla de un lago, en la que solo se veían millones de estrellas brillantes, y solo se oían los sollozos de alguien a quien a la vez le habían arrebatado su mayor sueño y le habían roto el corazón.

Dicen que de todo se aprende, pero ojalá algunas lecciones no fueran tan duras.


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