martes, 11 de enero de 2011

Ver pasar el tiempo, y ver que no ocurre nada



Nunca ocurre nada. Nunca pasa nada. Lo único que haces es ver pasar el tiempo sin sentido. Ver pasar una oportunidad tras otra.
Desearía irme de este mundo y no volver jamás. A veces llegas a preguntarte, si de repente desaparecieras, si alguien te extrañaría. O incluso, si alguien se daría cuenta. Me gustaría esfumarme de repente y a saber si a alguien le importaría, si alguien pensaría en mí alguna vez.
Ya no le encuentro sentido a las cosas. No es así como me quiero sentir, pero es así como me siento. Escucho el tic, tac del reloj, observo cómo pasa la vida delante de mis ojos, y no ocurre nada. Todo sigue igual, y no llega nada. Lo único que veo son oportunidades que se pierden para siempre, sueños que se rompen por una simple palabra, cosas que siempre he querido hacer y sé que nunca jamás llegaran. Tal vez no sea por mí, sino por otra persona, que ya sea intencionadamente o no, hace que te apagues poco a poco.
"¡Ah, sí! ¡Acaba de llegar algo! ¡Qué bien!”

“Ah no, ya se ha ido…Vaya, pensaba que por una vez se iba a quedar, pero se ha ido. Creía que era un sueño fugaz que por una sola vez se hacía realidad, pero ha desaparecido, era sólo otra ilusión, un espejismo, una sobra de algo que jamás sucederá".
Tendré que conformarme mirando este reloj, dejando que el tiempo transcurra, que mi decepción, mi soledad y mi tristeza crezcan, y crezcan, y crezca cada vez más... Y que los pequeños pedazos que conservo de mi ánimo, y de lo que una vez fue alegría, se conviertan en más decepción, en simple polvo.
Tal vez me ha tocado vivir así. Perdiendo una oportunidad tras otra. Porque a eso se le puede llamar vivir... ¿no?


Misterioso asunto el tiempo. No es de nadie, pero todos disponemos del tiempo, y todos perdemos el tiempo. Maestro de maestros, con el inconveniente de que siempre mata a sus discípulos.

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