lunes, 28 de julio de 2014

Mundo



Estoy muy cansado de tener que vivir la vida que me ha tocado. Muy cansado de la gente, muy cansado de este tiempo que me ha tocado, este momento, este mundo.

Un mundo en que ya no se respeta a nada ni a nadie, en que hacer un simple gesto o decir una palabra puede salvar a alguien pero aun así no se hace. Un mundo en que la mitad de las cosas no tienen sentido y se hacen por moda, “porque sí” o por otras razones sumamente ridículas;  en que un animal te proporciona más cariño que otro ser humano; en que el amor ya no significa nada y las personas no tienen valor, son simplemente objetos que se usan y se tiran y vuelta a empezar con la siguiente persona; en que alguien que considerabas tu amigo, tu alma gemela, se convierte en un desconocido de la noche a la mañana.

Un mundo en que todos los “te quiero” que se dicen no son más que palabras vacías, porque ya nadie entiende el verdadero significado de querer a una persona. Un mundo en que “nunca más” nunca se cumple, y en que “para siempre” siempre termina en un tiempo tan corto como un suspiro.

Un mundo en el que duele cada día de la vida.
Un mundo en que sinceramente no quiero seguir viviendo.


Mi tristeza no está sólo en mí, sino en el mundo que me rodea, en el aire que respiro, en la certeza de saber que las cosas nunca cambiarán, que no hay un sitio en el mundo donde para mi exista el concepto de "felicidad".

miércoles, 23 de julio de 2014

Sueño pasado


Hay quien dice que los sueños encierran cosas: que si sueñas con alguien, es que alguien piensa en ti; que a veces te muestra lo que pasará…


Yo no sueño con el futuro, sueño constantemente con el pasado.
Con un pasado en el que era feliz y las cosas funcionaban bien. Un pasado en el que quizás no cada día me acostaba sonriendo, pero sí que cada día amanecía con una sonrisa. Porque había una razón para ello. Un momento en que si quería llorar podía hacerlo apoyado en otra persona, un momento en que la soledad se podía romper con un abrazo y la tristeza con una caricia, un momento en que compartir las ideas, los planes, las buenas y las malas rachas mientras le dabas la mano a alguien y mirabas profundamente a unos ojos que te querían y te decían que no estabas solo, que tus miles de imperfecciones no importaban porque en ese momento eras perfecto para otra persona.

Un pasado que hoy me corta, me duele y me mata un poco cada día, que sé que ya no volverá a repetirse, porque a veces hay cosas tan buenas en la vida que solo merecen ser experimentadas una vez, porque hacerlo más veces les restaría valor.

El pasado, pasado está. Pero ojalá no tuviera que ser así. Ojala un día me acueste, sueñe con eso que me hacía tan feliz, y ya nunca más vuelva a despertar.

Porque merece más la pena una pequeña y corta vida de felicidad, a una gran y larga vida de desdicha y soledad. Incluso aunque esa pequeña vida sea solamente una mentira, una quimera, un espejismo… un sueño.

En el pasado quedó escrito que lo fuimos todo, aunque el presente escriba que ya no somos nada. Solo dos desconocidos. Dos desconocidos con un montón de recuerdos felices en común.