lunes, 24 de febrero de 2014

Vuelta completa




Aquí estamos otra vez. Desde que me ocurriera esto por última vez, hace años, ha pasado mucho. Todo es muy distinto, y a la vez muy parecido. Supongo que es cierto que la vida son ciclos. Distintas personas, distintos sitios, y aun así demasiado igual todo.

Ouroboros, la serpiente que se muerde la cola. Siempre es así. Inicio, continuidad, fin, y vuelta al inicio desde el punto en que partiste. Ciclo terminado. Vuelta completa.
Se muerde la cola y duele, luego te alejas y deja de doler, y al final vuelves al punto de partida y a su correspondiente dolor.

Llega un momento en que das demasiadas vueltas. No quiero volver a repetir otra vuelta completa, porque se lo que significa. Y cuanto más pienso en ello, mas empieza a volver el ciclo.

Empiezan los pensamientos, la imaginación, los “¿y sí…?”, las sonrisas estúpidas.
El hecho de que me hagas los días un poco más llevaderos, de alegrarme un poco cuando me hablas, cuando me necesitas, cuando quieres que te enseñe algo nuevo y cuando quieres mi apoyo.

Y sobre todo, empieza otra vez el dolor. Y no sé si podré soportarlo otra vez. Porque los pensamientos son solo pensamientos, porque en realidad muchas otras personas aportan más que yo, porque sé que al final las cosas son como son, y no son nada.

Quizás sea mejor cortar la cabeza de la serpiente y caer a un lugar en el que no hay felicidad, pero tampoco hay dolor.


No es miedo a empezar de nuevo, es miedo a terminar de la misma manera

martes, 11 de febrero de 2014

El fin

Estoy ya cansado. Demasiado cansado, nadie se imagina cuánto. Estoy harto. Cada vez que le busco el sentido a las cosas, parecen más un sinsentido.

Veo por todas partes gente que esta junta que no se quiere, gente que se preocupa por los demás y a cambio solo recibe dolor, gente que solo hace daño y a la que la vida trata estupendamente. ¿Por qué cuanto más se esfuerza alguien en hacer feliz a otra persona, más dolor recibe? ¿Por qué las personas son tan injustas unas con otras? ¿Por qué me duele en el alma cada vez que una persona habla con total indiferencia de la que debiera ser la persona más importante de su vida? ¿Y por qué hoy en día esto es lo más normal?

Estoy harto, de verdad. Estoy harto de este mundo en que no soy nadie y en el que nunca lo seré. En el que ya no tengo sueños, porque me los han roto todos. En el que tratar bien a la gente y hacer cosas buenas solo trae dolor. En el que el sufrimiento te hace cambiar tanto que a veces, apenas te reconoces.

Quizás lo mejor sea terminar con todo y ya está. ¿Alguien sabe lo que se siente estando rodeado de gente, y aun así sentirse solo? ¿Pensar que daría igual que estuvieras aquí o no, porque eso no cambiaría nada? ¿Pensar que si de pronto desaparecieras, nadie te echaría de menos? Yo llevo 23 años sintiéndome así todos los días de mi vida. Es mucho tiempo. Demasiado para que alguien aguante tanto.

Desde hace un par de años y hasta hace poco, sí que deje de sentirme solo, pensé que por fin el hecho de existir servía para algo, y que si desapareciese alguien me extrañaría. Pero me equivoque. Fue solo una ilusión. La ilusión más bonita que he vivido nunca, pero ilusión al fin y al cabo. Una ilusión de la que hoy solo quedan recuerdos, tan bonitos como dolorosos.

Sé que si me voy, tampoco nadie me echará de menos. Está claro que algunos si, durante un tiempo. Pero no creo que muchos ni mucho tiempo. A día de hoy, todavía pienso todos los días en una persona importante que perdí, hace ya 16 años. Todos los días la pienso, y muchos de ellos aún se me saltan las lágrimas. No sueño siquiera con que alguna persona me eche de menos la mitad de tiempo.

Ya no me queda nada por hacer. Los sueños que alguna vez tuve, unos pocos los he cumplido y la mayoría ya son irrealizables. No me queda nada ni nadie por quien luchar. Nada ni nadie por quien seguir hacia delante. Dentro de mí ya no hay nada. Ni esperanzas, ni motivaciones… nada. Estoy totalmente hueco. Solo me queda dolor y sufrimiento, y un continuo deseo de acabar con todo y descansar para siempre. 

 
“Puede que solo seas una persona para el mundo, pero para una persona, tu eres el mundo” He dicho esta frase a 2 personas en mi vida. A una de ellas nunca llegó a importarle, a la otra ya no le importa. Me encantaría que alguien fuera capaz de decírmela, o que me la hubiera dicho alguna vez. Pero se que eso no pasará. Hoy solo es otro sueño roto.

sábado, 8 de febrero de 2014

Adiós, y hasta siempre




Hoy te he visto. Y tú a mí. Has mirado casi inmediatamente a otro lugar, y yo he tenido que responder de la misma forma.
¿Qué has sentido al volver a verme? Supongo que nada. O nada bueno. A mí me ha dado un vuelco el estómago, y me he puesto muy triste, más de lo que ya lo estaba. Hubiera deseado en ese momento ir corriendo hacia ti y darte un abrazo. Que estupidez. Como si alguna vez fuera a volver a darte un abrazo.
He visto tus ojos mirando los míos, aunque solo haya sido un segundo. Me han parecido que eran más fríos de lo que recordaba, aunque supongo que es normal. Luego te he visto otra vez, sin tu verme a mí. Esta vez sí eran como yo recordaba: sonreías con la boca, pero también con los ojos. Ya ni recuerdo la última vez que te vi así. 

Y esta habrá sido la última vez que la vea. No voy a volver a ningún sitio en que pueda verte, así que salvo que seas tú quien mueva alguna ficha, no volveremos a vernos nunca más.
Tan solo espero que esa sonrisa que he visto sea la señal de que estás mejor, de que las cosas te van bien.

Sé que tú eres más fuerte que yo, así que sé que a ti hoy no se te habrá caído el mundo encima como a mí. Parece que hubiera sido ayer cuando me dejaste, y no hace meses.
Pero supongo que para mí siempre será como si hubiera sido ayer. Porque sé que ni te lo crees ni es algo que ya te importe, pero yo siempre cumplo lo que prometo. Me llevará más o menos tiempo, pero lo cumplo. Y sé que la mayor estupidez que puede existir es querer a alguien que ya no solo no le importas, sino que además seguramente te odie.

Pero quien me conozca, sabe que soy esa clase de estúpido que es capaz de cumplir una promesa que te hice una vez, mirándote a los ojos, aunque le amargue y le arruine el día a día. La promesa de que pasara lo que pasara, nunca dejaría de quererte.


A veces las nubes se van, pero el sol ya no regresa

miércoles, 5 de febrero de 2014

Las cosas que se callan



Quizás una de las peores cosas de estar deprimido es que no puedes ser totalmente sincero con la gente. Quizás sea simplemente que no tienes ganas de hablar, o que piensas que si lo haces vas a echarte a llorar; pero al final lo cierto es que no puedes compartir del todo lo que de verdad piensas. 

Y muchas veces, te obligas a estar callado, dar una corta respuesta e intentar desviar el tema hacia aquello que no es lo que te causa daño. Por eso, quizás sea mejor poner aquí esas grandes respuestas que no se parecen en nada a lo que se dice, pero que son mucho mas sinceras:

- Sal un poco, vete por aquí, tómate un tiempo, aun tienes mucho que conocer, hay cosas realmente bonitas ahí fuera.
+ Si, a ver si cuando tenga tiempo voy a algún lugar.
* ¿Y para qué? Yo ya vi hace tiempo lo más bonito que se puede ver en este mundo; y hoy creo que me arrepiento de ello. Porque no me di cuenta en su momento, pero se convirtió a la vez en bendición y maldición: di gracias por verlo muchas veces, y me maldigo por no verlo muchísimas más. Al menos sé que es algo mío, alguien que nadie sabrá que era y que nadie más volverá a ver, porque es algo que solo yo he podido.
- Bueno, las cosas se superan, ¿no vas a estar deprimido toda la vida verdad?
+ No claro, supongo que no.
* Y que sé yo… ¿Toda la vida? Para mi esa expresión no significa nada. Yo he vivido muy poco tiempo, pues no tenía vida antes ni la tengo ahora. Mi vida comenzó con la llegada de una persona, y terminó con la partida de esa misma persona. "Toda la vida" puede ser un periodo de tiempo muy pequeño, por unas razones u otras.

- Tranquilo, conocerás a otra persona mejor, que será capaz de darte lo que ella no supo.+ Si, jeje, eso espero
¿Lo que no supo darme? Sí, es cierto, hubo algo que nunca me dio, y que a la vez era lo único que yo deseaba, lo único que he querido en toda mi vida. Apenas a los pocos meses me di cuenta de que nunca me lo daría, pero no me importaba, era feliz. Me decía “tal vez tan solo es una tontería mía, ahora soy feliz y no lo tengo, así que puede que no sea tan necesario al final”. Pero si, si lo era, a pesar de que yo me empeñara en intentar negarlo. A día de hoy supongo que ya da igual, si la persona que más cerca ha estado de dármelo no lo ha hecho, no lo va a hacer nadie. Supongo que es culpa mía por quererlo. He visto a cientos, por no decir miles de parejas, y ninguno se lo ha dado al otro. Todos se quieren mucho, pero a la hora de la verdad, ninguno es capaz de darlo.

Nunca esperé que me lo dieras, pero muy muy en el fondo, sí que seguía esperándolo. 
Por eso, tal vez lleve muerto más tiempo del que creía.
Tal vez no haya conseguido ser de nuevo totalmente feliz desde el día en que perdí toda esperanza de alguna vez recibirlo.
Tal vez este triste desde una fría noche de verano, al aire libre y a la orilla de un lago, en la que solo se veían millones de estrellas brillantes, y solo se oían los sollozos de alguien a quien a la vez le habían arrebatado su mayor sueño y le habían roto el corazón.

Dicen que de todo se aprende, pero ojalá algunas lecciones no fueran tan duras.