lunes, 10 de enero de 2011

Odio...¿o no?



Odio la forma en que me miras, porque no es la misma en que yo te miro.
Odio hablar contigo, porque solo consigo perder el dominio de mi mismo.
Odio querer verte a todas horas, porque a ti te da igual verme o no.
Odio mirarte a los ojos y dudar de ti, porque eres en quien más confío.
Odio que te olvides de mí, porque yo pienso en ti cada segundo del día.
Odio no saber de ti, porque es lo único que me interesa.
Odio quedarme mudo cada vez que te veo, porque tengo tanto que decirte.
Odio la delicadeza de tus manos, porque nunca puedo tocarlas.
Odio tu suave pelo, porque nunca puedo acariciarlo.
Odio tus preciosos ojos, porque nunca puedo detenerme a contemplarlos.
Odio tu delicioso olor, porque me impregno de el y no puedo quitármelo.
Odio tus palabras, porque son las que mas me hieren.
Odio tus abrazos, porque me dan falsas esperanzas.
Odio tu forma de caminar y acercarte a mí, porque siento que te alejas aun más.
Odio que seas quien más me importa, porque se que yo a ti no te importo.
Odio que seas la causa de mis lágrimas, porque tú nunca llorarás por mí.
Odio que seas la que me hace suspirar, porque tu nunca lo harás por mi.
En definitiva, odio estar perdidamente enamorado de ti, porque tu no lo estas de mi, y se que nunca lo estarás.


Y a pesar de tanto odio…soy incapaz de odiarte.

Lo contrario del amor no es el odio, sino la indiferencia

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